II Encuentro Internacional de Banda Ancha y Cable Módem
Nuestra Nación es espectadora de un debate en el campo de las telecomunicaciones al cual asisten con diferentes intenciones e intereses multiplicidad de sectores.
Declaración de Salta
III Encuentro Internacional de Banda Ancha y Cable Módem
Introducción
Nuestra Nación es espectadora de un debate
en el campo de las telecomunicaciones al
cual asisten con diferentes intenciones
e intereses multiplicidad de sectores.
Hace ya varios años que las telefónicas,
actores que en su momento optaron por
abstenerse de brindar Radiodifus
ión, detrás de la excusa del avance de la tecnología y de
la “necesidad y derecho” de la sociedad de
acceder a opciones tecnológicas diferentes,
procuran un ingreso sostenido en una capa
cidad económica dispar. Esos actores, que
pretenden imponer por medio de
su posición dominante y
capacidad económica cambios
leoninos en el sector, son los mismos que optaron por adquirir la empresa Estatal de
Telecomunicaciones a un precio prebendario,
bajo la condición de inhibirse de dar
servicios de radiodifusión. Es preciso, en
este escenario de deba
te, recordar que ENTEL
era propiedad de todos los argentinos y fruto
de la inversión de la Nación, más allá de
sus pésimas administraciones.
Vale decir, adquirieron Capital de la Nación, Capital fruto
de la inversión social de to
dos los ciudadanos y ahora son los dueños de la red de
telefonía pública, y así la operan.
Esa adquisición les permitió ganancias aseguradas en el control de las
telecomunicaciones durante diez años, ut
ilidades sin riesgo y con ventajas, que
distribuyeron importante
s dividendos para sus accionistas
en el exterior. Ahora, ávidos
de obtener rentas marginales de la red públ
ica –o sea, un mejor aprovechamiento de un
“costo hundido”- pretenden abordar de forma in
tempestiva y agresiva la industria de la
Televisión por Cable y de la Radiodifusión en general. Vale decir, volcar su posición
dominante sobre la creación y producción de contenidos, en detrimento de una Red
Alternativa generada por inversión de ries
go y sin prebendas. Nos referimos a la
inversión de la industria de la Televisión por Cable.
Los vericuetos que buscan, los argumentos
que esgrimen, dejan de lado razones de
Nación, razones de Estado. El de
sarrollo del acceso a la inform
ación, la comunicación y el
entretenimiento encuentra en la
convergencia tecnológica un aparente acelerador de sus
posibilidades, pero este acelerador precis
a de un marco normativo de acción que lo
promueva y no lo destruya. La regulación
de los Estados, en todas las naciones
desarrolladas, no se establece
por la tecnología. Sino por el uso de interés social y la
contribución al bien
estar general que ésta puede aportar.
El país reviste en su Radiodifusión y en el
sector de servicios públicos una cantidad de
especificidades so
ciales, regulatorias y de mercado
que deben ser contempladas por el
Estado para que sus efectos sean positivo
s sobre los mercados y sobre la sociedad.
Argentina ha visto crecer su Radiodifusión a partir de la iniciativa privada y, en gran
proporción, en virtud del esfuerzo de pequeñ
os emprendedores del interior, como es el
caso de la Televisión por Cable.
El desarrollo tecnológico y el marco regula
torio deben armonizar
desarrollo cultural,
económico, social y la perspectiva de su
repercusión a futuro. El Marco Regulatorio
argentino, que separa los dos sectores, tuvo
esa inteligencia. Promovió el desarrollo de
un sector que hoy constituye un
a Red Alternativa real, puente a la inserción social en la
Sociedad del Conocimiento. Esa promoción se sostuvo sólo en la posibilidad de un
desarrollo en condiciones económicas transpar
entes. La industria del Cable nunca tuvo
prebendas ni las pidió, nació, creció
y se desarrollo en competencia.
El marco regulatorio permitió el desarrollo de la conectividad a Internet, la expresión de
las regiones y provincias, la constitución de un espejo de nuestro interior y ante todo la
baja de costos de comunica
ciones en forma progresiva.
Es preciso observar y destacar un factor co
ntundente: la competenci
a y la claridad de
separación, permitió que Argentina cuente
con una Red Alternativa en construcción, a
partir de una industria nacional consolidada qu
e reúne en armonía la acción y esfuerzo de
actores con responsabilidad so
cial, adaptados a las necesidades de sus comunidades.
La inteligencia social de es
te marco nos coloca en el concierto de las naciones que
fomentan su identidad y cultura, con medios
de comunicación independientes, frente a
empresas dedicadas a prestaciones o que re
spondan a servicios de primera necesidad,
como agua y energía.
El factor de propiedad nacional es estratég
ico en la definición y construcción de la
Nación. En ningún país desarrollado la prop
iedad de los medios de comunicación es
plausible de una transnacionalización.
En casi ningún país del mundo existe una
convergencia de Empresas de servicios pú
blicos, con capacidad dominante, hacia la
Radiodifusión. Esta “convergencia”, la que de
mandan las telefónicas,
converge sólo hacia
el interés de la acumulación
de riqueza y poder, en contra
peso con la pluralidad, la
diversidad y las identidades culturales. Atenta
contra el debate y la transparencia, al
tiempo que destruiría un elemento de control
social esencial.
Más en
una nación con una
industria independiente abocada a la Radi
odifusión, en desigualdad absoluta con
empresas de servicios públicos multinaciona
les sostenidas con rentabilidades enormes,
ya sea en Argentina o peor aún si consolid
amos la sumatoria de su poder y reserva
económica mundial.
Por ello es también preciso respetar y
conservar la Ley 25.570, denominada de
Preservación de Bienes y Patrimonios Cultural
es. ¿Qué pasaría si los mismos actores que,
invocando la crisis del 2001, llevaron a la Naci
ón a juicios en el exterior para reclamar
que se aumenten sus tarifas fueran
aceptados como radiodifusores?
El accionar de las empresas
de Telecomunicaciones
y otras de Servicios Públicos, lejos
está de evidenciar inversión social. Basta con ver que la Banda Anch
a se torna accesible
cuando llega el Cable Módem y le compite al
ADSL. De hecho, alcanza con mirar las cifras
de penetración de Banda Ancha para darse cuen
ta que no compiten en
tre ellos. Respetan
las zonas originales como si todavía estuviera vigente el duopolio.
La Banda Ancha es el gran ausente en muchas localidades del interior del país, o
directamente inaccesible, en cambio el de
sarrollo está dirigido hacia la crema del
mercado. El objetivo debe ser el crecimiento y la federalización de la Banda Ancha, y en
este sentido el Cable es el que ha producid
o la inversión tecnológica y el despliegue de
redes más intenso, incluyendo lugare
s de baja densidad poblacional.
Los discursos elegantes que proponen el paso
a una nueva etapa, esconden el interés de
una etapa de mayor poder para ellos. La elim
inación de los actores locales y nacionales
en los medios. La anulación del desarrollo de
una Red Alternativa, con el consecuente
riesgo estratégico para un Estado de tener sus redes de comunicación en manos
extranjeras. La pérdida de la multiplicidad, de la iniciativa creativa, de los
emprendedores y el avance de una sombra gr
is sobre la cultura y la identidad. Sobre
todo: su espíritu -su accionar
- no permite pensar en que ca
mbiarán, sólo que articularán
más en su favor.
Las externalidades sociales generadas por la
industria son puestos de trabajo, mejora de
la empleabilidad, consumo, industrias na
cionales que brindan servicio y producen
insumos, productoras de contenidos, resp
eto de las identidades locales, trabajo
extendido y tantos otros. Estas son nuest
ras razones, estos son nuestros hechos.
Más de 700 pequeños, medianos y grandes operadores que cubren casi todo nuestro
territorio, llevando televisión, Banda Ancha e incluso telefonía, donde ni el Estado llegó.
Una penetración mayor a la telefo
nía de línea fija, pero no ahor
a, cuando crece el celular,
sino siempre. Inversiones enterradas y abra
zadas a nuestra tierra y más de 30.000 Km.
de tendido de cables que acercan el mundo a los argentinos. Las condiciones actuales
son las que permitieron el crecimiento del Cable y la creación de una Red Alternativa de
acceso a la información, el conocimiento y
la comunicación. La mo
dificación de estas
condiciones produciría un retroceso no sólo
económico, sino que también constituiría un
desapoderamiento sobre derechos de las empres
as de Televisión por Cable, cambio cuyo
beneficio recaería en las empresas de servic
ios públicos dominantes, en especial de las
telefónicas.
La necesidad de una Ley de Radiodifusión ac
orde a la democracia, acorde al desarrollo
social esta lejos de ser discutible. Todos los actores de lo
s medios queremos ese debate.
Queremos una Ley moderna, consensuada e inclusiva de todos los actores sociales. Pero
estaremos frente a la modificación de nuestro
marco regulatorio. Nueva Ley no debe ser
Ley de destrucción de la industria. Esta
ley no debe replantearse debates saldados
recientemente, en los cuáles se estableció
la protección de las
PYMES en un marco que
exime y excluye a las empresas de servicio
s públicos, fuera cuál fuera su tipo de
propiedad, aún sean cooperativas, de da
r servicios de televisión por cable.
Nueva Ley debe estar en las antípodas de la
disparidad. Una nueva Ley debe incentivar,
garantizar y promover el desarrollo del sector y complementar la inclusión social a partir
de la eliminación de la Brecha Digital. Nuestro país precisa de las nuevas tecnologías y de
la convergencia pero sin eufemismos qu
e escondan la persecución de negocios
verdaderos. La asimetría económica precisa de
una asimetría regulatoria, sostenida en el
concepto constitucional de que la igualdad es
equilibrar las condic
iones entre desiguales.
Una Ley con mirada estratégica debe eliminar los desequilibrios, no profundizarlos.
Es preciso que el Gobierno, las Institucione
s, las Legislaturas y todos los sectores
sociales aportemos a esta oportunidad dese
mbozados de mezquindades y ocultamiento.
La discusión de una Ley no
debe ser un proceso de consti
tución de poder en forma
maniquea. Estos procesos, ajenos al interés
común, desembocan en errores a pagar por
todos los argentinos.
El Cable es el medio de com
unicación con mayor desarrollo y
llegada de nuestro país.
Es
el espacio de expresión de nuestra diversidad
cultural, política y social. Nuestra industria
está como siempre dispuesta al aporte soci
al. Somos resultado de la confianza de los
ciudadanos, de la elección diaria y del voto de confianza. Somos una industria que
precisa un país con futuro, dado que nuestras inversiones son reales y hemos invertido
para construir el puente pa
ra las nuevas generaciones
Principios Rectores de la Televisión por Cable
- Sostener la separación de los marcos regulatorios.
- Sostener la Propiedad Nacional.
- Sostener la inversión para el desarrollo de la Banda Ancha, la Red Alternativa y la eliminación de la Brecha Digital.
- Aportar inversión y esfuerzo para el ingreso igualitario a la Sociedad del Conocimiento.
- Aportar al debate de una verdadera Ley de Radiodifusión
- Sostener la armonía y colaboración hacia el interior de la industria.
- Sostener y promover el cumplimiento del rol social, el compromiso con el desarrollo cultural y la de fensa de las identidades.
- Sostener los niveles de inversión en el sector.
- Colaborar con los diferentes niveles del Estado en el desarrollo de una Comunicación Amplia y Democrática y en la sociabilización del uso de Internet como medio interactivo y de transparencia institucional.
- Promover el uso educativo de la Red Alternativa.
- Promover la disminución de las barreras de acceso
- Sostener la pluralidad de voces, la diversidad cultural, el respeto a las identidades y a las diferencias.
Somos una industria de actores nacionales, que trabajan todos los días de cara a sus conciudadanos concientes del rol social y el aporte al desarrollo de un país más vivible.
Argentina tendrá siempre en la industria de la Televisión por Cable un actor decidido ha construir una nación justa, con soberanía cultural e independencia de criterios. Llevamos más de cuarenta años mirando al futuro.