Destacó Enrique Carrier, director de Carrier y Asociados, en su conferencia Presente y futuro de la industria, en donde presentó un análisis del ecosistema digital y la conectividad en Argentina y la región, en el marco de Jornadas Internacionales 2022.

“Hoy, Argentina cuenta con una infraestructura de telecomunicaciones razonable, que está en un proceso de recambio. En cuanto a números, la industria de la banda ancha está por encima de la de cloacas o la red de gas, con el agregado de que llegó sin ser servicio público. Está claro que el mero hecho de ser servicio público no soluciona las cosas mágicamente”, expresó.

Luego de la introducción, realizó un recorrido por algunos de los números más relevantes de la industria de las telecomunicaciones: entre 2010 y 2020 se realizaron inversiones por 20 mil millones de dólares (5 millones diarios), una participación en el PBI del 2,7% y un aporte del 5%, 3 grandes actores representan el 83% de los ingresos: móvil, telefonía y TV y banda ancha. Además, explicó que la velocidad promedio es de 52 megas, con un ARPU de 16 dólares y 73% de tecnología por cobre.

“El cobre está en un proceso de reemplazo por la fibra y las tecnologías inalámbricas se mantienen en crecimiento constante. El cablemódem, por su parte, crece en pisada actual pero no se expande”, amplió.

“En lo que respecta al mercado móvil, hay 59 millones de líneas, con un ARPU de 5 dólares. Este último dato es importante, ya que muchas veces se demandan servicios de calidad e innovación y se miran como ejemplos países como Estados Unidos que tiene un ARPU de 38 dólares. Tenemos prontamente la subasta de 5G en Argentina, para el primer trimestre de 2023, que despierta muchas dudas”.

“La existencia de la infraestructura marca la diferencia entre vivir en el siglo 20 o el siglo 21. Tenemos varios desafíos por delante. Seguir mejorando y expandiendo la capacidad de las conexiones existentes, llevar conectividad a áreas remotas y de baja densidad poblacional, financiar nuevos despliegues y mejoras en un contexto complejo con un capex creciente e ingresos a la baja”.

“¿Qué puede aportar el Estado? Resolver el problema del DNU 690, homogeneizar requisitos para los despliegues, promover un plan de servicio universal con visión estratégica, redes estatales que complementen a las privadas en un modelo mayorista, moderar la avidez recaudatoria en despliegues y disminuir la carga fiscal de los servicios. La infraestructura de la Argentina está en un momento histórico y debe dar el salto tecnológico. Es fundamental que sea un tema de campaña porque es una necesidad básica”, concluyó.

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Destacó Enrique Carrier, director de Carrier y Asociados, en su conferencia Presente y futuro de la industria, en donde presentó un análisis del ecosistema digital y la conectividad en Argentina y la región, en el marco de Jornadas Internacionales 2022.

“Hoy, Argentina cuenta con una infraestructura de telecomunicaciones razonable, que está en un proceso de recambio. En cuanto a números, la industria de la banda ancha está por encima de la de cloacas o la red de gas, con el agregado de que llegó sin ser servicio público. Está claro que el mero hecho de ser servicio público no soluciona las cosas mágicamente”, expresó.

Luego de la introducción, realizó un recorrido por algunos de los números más relevantes de la industria de las telecomunicaciones: entre 2010 y 2020 se realizaron inversiones por 20 mil millones de dólares (5 millones diarios), una participación en el PBI del 2,7% y un aporte del 5%, 3 grandes actores representan el 83% de los ingresos: móvil, telefonía y TV y banda ancha. Además, explicó que la velocidad promedio es de 52 megas, con un ARPU de 16 dólares y 73% de tecnología por cobre.

“El cobre está en un proceso de reemplazo por la fibra y las tecnologías inalámbricas se mantienen en crecimiento constante. El cablemódem, por su parte, crece en pisada actual pero no se expande”, amplió.

“En lo que respecta al mercado móvil, hay 59 millones de líneas, con un ARPU de 5 dólares. Este último dato es importante, ya que muchas veces se demandan servicios de calidad e innovación y se miran como ejemplos países como Estados Unidos que tiene un ARPU de 38 dólares. Tenemos prontamente la subasta de 5G en Argentina, para el primer trimestre de 2023, que despierta muchas dudas”.

“La existencia de la infraestructura marca la diferencia entre vivir en el siglo 20 o el siglo 21. Tenemos varios desafíos por delante. Seguir mejorando y expandiendo la capacidad de las conexiones existentes, llevar conectividad a áreas remotas y de baja densidad poblacional, financiar nuevos despliegues y mejoras en un contexto complejo con un capex creciente e ingresos a la baja”.

“¿Qué puede aportar el Estado? Resolver el problema del DNU 690, homogeneizar requisitos para los despliegues, promover un plan de servicio universal con visión estratégica, redes estatales que complementen a las privadas en un modelo mayorista, moderar la avidez recaudatoria en despliegues y disminuir la carga fiscal de los servicios. La infraestructura de la Argentina está en un momento histórico y debe dar el salto tecnológico. Es fundamental que sea un tema de campaña porque es una necesidad básica”, concluyó.

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